jueves, 6 de marzo de 2014

TRADICIÓN DE LOS CALCOT EN BELARRA

Solo vive una familia fija, pero los del pueblo vuelven para degustar el manjar

Tres ríos hacen una (Y griega) en Belarra



Belarra

    Belarra se esconde entre sus montañas, al norte la protege la Sierra de la Guarguera. Por el sur la cota más alta la Sierra Lopina o Sierra de Monrrepós. Al este Bordieta o Sierra de Yéspola. Y al oeste la Sierra de Escusagüá. Sus protectores la miran desde lo alto, en una llanura rica en agua y vegetal. Sus tres riachuelos dibujan una (Y griega), el Fonse y el Fontamal se unen al Fondivon (este último es donde Belarra coge el agua de boca) los tres se pasean como dueños sin dominio, recorren el pueblo y sin casi ruido se deslizan hasta dejar sus aguas al río Guarga, dejando atrás, riqueza, calidad y bienestar, el tesoro incoloro no falta en Belarra.
    A Belarra, sus Sierras y sus ríos los vigila permanentemente la ermita de San Ramón, restaurada por el pueblo y Amigos de Serrablo en tiempos de Julio Gavín. Su coste de 40 mil euros entre 2004 a 2006, se ha tomado como una notable inversión y de la que sus vecinos la tienen como una muy buena inversión y de la cual la ermita goza de un cuidado especial.



El agua no falta en Belarra

Ermita de San Ramón


    Belarra goza de buena salud desde que en el 1.992  se inauguraran las obras de alcantarillado y desagües, sus calles empedradas y limpias dan seguridad al andante y su imagen como pueblo limpio y cuidado salta a la vista. En el año 2.000 Belarra terminó de modernizarse con los servicios imprescindibles y llegó la luz, muy reivindicada por sus vecinos en la Guarguera.
    Ahora con casi todas las comodidades obtenidas, los vecinos han vuelto al pueblo, se han restaurados sus casas o las han hecho nuevas e incluso celebran sus tradiciones numerosamente y en alegría, la mayoría viven en Jaca o Sabiñánigo, y algunos desde más lejos no es impedimento para reunirse y contar sus batallas durante el año, celebrar sus tradiciones y pasar unas horas a gusto, siempre con el porrón y un buen fuego de rica leña, donde la comida siempre es más sabrosa


El viejo guardián de la ermita de San Ramón

Resu y Andrés acogen la tradición en su casa de Belarra

Limpiando un calcot 

La parte comestible tras limpiar lo quemado

Se moja en la salsa romescu y una delicia comérselo

El único problema que les queda a los vecinos por solucionar es el paso por el río Guarga, no hay puente y cuando el río lleva mucha agua es imposible el paso. Recurren al desvío de la carretera del puerto de Monrrepós, pero está en malas condiciones y casi no la usan. Están luchando por una solución en la Guarguera y parece ser que las espectativas van por buen camino.


La iglesia de San José en Belarra

Belarra en su interior, limpio y bien cuidado









     

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